miércoles, 31 de agosto de 2022

Lo que nunca entenderás si no lo experimentaste

 Que te falte la comida del día y de todos los días, regularmente. Que te falte el techo sobre tu cabeza, protector y tibio. Que no puedas darle de comer a tu hijo como lo necesita.

Que la gente con la panza llena y un techo protector te mire con desprecio considerando que sos pobre porque "te lo buscaste" o "no hiciste el esfuerzo suficiente", convencidos de la inmunda meritocracia.

Que no podés estar en ciertos lugares para "personas bien". Que simplemente existas, y que sueñes, que anheles, reclames, protestes.

Que el mundo es egoísta y que te mira como si sobraras, y hasta con reproche. Pero te usa, eso sí, para vivir mejor pagándote a vos, si cabe, un sueldo miserable y ganar ellos con la diferencia que no te pagan.

Las personas más afortunadas deberían pasar obligatoriamente un buen tiempo sin casa y sin comida para aprender, de una vez por todas y en carne propia, lo que se siente. De no ser así, la evolución será tan lenta como una carreta de ruedas cuadradas.

El dibujo es de mi autoría.

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